"Leer, había aprendido en la cárcel, sobre todo novelas, le permitía habitar su cabeza de un modo distinto; cual si al difuminarse las fronteras entre la realidad y ficción pudiera asistir a su propia vida como quien presencia algo que le pasa a los demás. A parte de aprenderse cosas, leer ayudaba a pensar diferente, o mejor, porque en las páginas otros lo hacían por ella. Resultaba más intenso que en el cine o en las teleseries; éstas eran versiones concretas, con caras y voces de actrices y actores, mientras que en las novelas podías aplicar tu punto de vista a cada situación o personaje. Incluso a la voz de quien contaba la historia: unas veces narrador conocido o anónimo, y otras una misma. Porque al pasar cada hoja -eso lo descubrió con placer y sorpresa- lo que se hace es escribirla de nuevo."
No hay comentarios:
Publicar un comentario