"El Reichstag estaba en llamas. Unas luces rojas y amarillas bailaban detrás de las clásicas hileras de ventanas. Las llamas y el humo salían por la cúpula central.
- ¡Oh, no! -exclamó Walter. A Lloyd le pareció un lamento cargado de pena-. Oh, por el amor de Dios, no.
Detuvo el coche y salieron todos.
-Esto es una catástrofe -añadió Walter.
-Un edificio tan antiguo y bonito -dijo Ethel.
-No me importa el edificio -replicó Walter, que sorprendió a todo el mundo-. Lo que está ardiendo es nuestra democracia."
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