viernes, 22 de marzo de 2013

Amante mío (IV)


"Mientras se sostenían la mirada, fue difícil no sentirse parte de un club extraordinario para el que nadie jamás se ofrecía voluntario. La asociación no era buscada, ni deseable o algo de lo que se pudiera alardear, pero era real y poderosa. Los supervivientes de semejantes naufragios podían ver los horrores de esos bancos de arena  en los ojos de los demás. Era como si se reconocieran. Eran dos personas con el mismo tatuaje en su interior, la bifurcación de un trauma que los separaba del resto del planeta atrayendo inesperadamente más cerca a un par de almas fatigadas."

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