"- Alfombra de terciopelo -suspiró Ana-, y cortinajes de seda! He soñado con cosas así, Diana. Pero sabrás que no me sentiría muy cómoda con ellas, después de todo. Hay tantas cosas en esta habitación y son tan maravillosas, que no queda campo para la imaginación. Ése es un consuelo cuando se es pobre; hay muchísimas cosas que se pueden imaginar."
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